Felipe Pedrell Sabaté 1841-1922

Felipe Pedrell (Tortosa), fue el primer músico en encargarse de estudiar la música tradicional o folclórica española, hallando en el cante jondo el objeto e inspiración adecuados para emprender la búsqueda de una música nacional o de carácter identitario en España.
Inicia los estudios musicales como cantor infantil del coro de la catedral de Tortosa. A la edad de 15 años compone su primer Stabat Mater a tres voces y con 20 años acude a Barcelona, y, posteriormente, a Roma (1876) y París (1877) para proseguir sus estudios. En 1894 se instala en Madrid donde obtiene en 1915 el nombramiento de profesor del Conservatorio.
Pedrell es uno de los primeros introductores de la música de Richard Wagner en España, llegando a ser conocido como «el Wagner español», amén de ser el impulsor de que alumnos suyos como Isaac Albéniz, Enrique Granados, Manuel de Falla, Joaquín Turina, Pedro Blanco o Jose María Peris Polo tomasen como punto de partida en sus respectivas obras canciones populares a partir de ritmos, temas y escalas propios de la tradición española, constituyendo, así, lo que se conoce como «nacionalismo musical español». Como musicólogo, fue editor y estudioso de la obra de Tomás Luis de Victoria, reivindicando la gran tradición renacentista española que condujo al Barroco; así como autor de manuales, tratados, investigaciones musicológicas y editor de colecciones e incluso publicaciones periódicas tales como: Diccionario técnico de la música. Escrito con presencia de las obras más notables de este género (1894); Hispaniae Schola Musica Sacra (1896); Diccionario biográfico y bibliográfico de músicos españoles (1897); El organista litúrgico español (1905); Coplas e instrumentos populares (1914); Las formas pianisticas. Orígenes y transformaciones de las formas instrumentales estudiadas en los instrumentos de teclado moderno (1918); Tomás Luis de Victoria, «Abulense». Biografía, bibliografía, significado estético de todas sus obras de arte polifónico-religioso (1918); y Los madrigales y la misa de réquiem de Joan Brudieu (en colaboración con Higinio Anglés, 1927), entre otras. Además cuenta con un amplio marco de composiciones propias que van desde obras de cámara, hasta corales, ópera cómica y zarzuela, misas, ópera, cánticos religiosos, canciones y poemas sinfónicos.