Francisco de Salinas 1513-1590

Francisco de Salinas (Burgos), fue un teórico musical y organista español de renombre y relevancia en la historia musical del Renacimiento.
Las referencias documentales sobre la figura de este músico teórico y práctico del renacimiento español son escasas y los datos principales sobre sus orígenes los aporta en el prólogo a su principal obra, el tratado De musica libri septem. En éste, menciona su lugar de nacimiento en Burgos (Franciscus Salinas Burgensis) y los problemas del origen de su ceguera, cuando era todavía un recién nacido. Ante esta adversidad su padre, un oficial del emperador Carlos V, dirigió la educación de su hijo hacia los estudios musicales mediante la enseñanza de Canto y de Órgano, para facilitarle la vida en el futuro y por considerarlo la «cosa más honesta y más útil [...] que a través del oído, más eficazmente conduce a la razón».
Desde el comienzo, Salinas mostró grandes aptitudes para la música práctica, sin embargo se interesó por obtener una formación más amplia, más humanista, y ello le llevó a completar sus estudios con el aprendizaje del Latín y Griego de la mano de una mujer de la nobleza que quería aprender Órgano y a la que Salinas dio lecciones. Asimismo se formó en Filosofía y Artes en la Universidad de Salamanca. En 1536, debido a apuros económicos familiares, abandona sus estudios y acude a la Corte, incorporándose al servicio de Pedro Sarmiento, familiar suyo, arzobispo de Santiago de Compostela y capellán mayor de Carlos V, y tiempo después se traslada a Italia durante más de 23 años. El apoyo de los papas Pablo III, Pablo IV y Pío IV favorecerá su estancia en Roma, pues le dieron protección y le confirieron importantes beneficios que le reportaron ingresos económicos procedentes de iglesias españolas (de Jaén y Burgos), ingresos que se unieron a los que él percibía como organista en ejercicio. Además ese apoyo le facilitó el acceso a la Biblioteca Vaticana donde, gracias a los conocimientos que de joven había adquirido en lenguas clásicas, pudó acercarse a la lectura directa de los tratados clásicos de la antigüedad y del período medieval, desde Ptolomeo a Boecio, Porfirio o Aristóxeno, entre otros, hasta Zarlino y otros teóricos italianos contemporáneos que fueron determinantes en sus futuras teorías sobre el ritmo y la armonía. Junto a esta formación teórica, Salinas tuvo la oportunidad de conocer también en Italia a músicos de la talla del laudista Francisco de Milán o el compositor Orlando di Lasso.
Durante 1553 y 1558 ue contratado como organista por el Cabildo del virreinato de Nápoles para la capilla musical del duque de Alba; y en 1559 regresa a España, a la catedral de Sigüenza. Allí consta hasta 1563 como organista al que se le exime, debido a su ceguera, de otras tareas del coro dedicándole exclusivamente a tocar el órgano. De Sigüenza se trasladó a la Catedral de León (1563-1567). En 1567 obtuvo la Cátedra de Música de la Universidad de Salamanca, sucediendo a Juan de Oviedo. Es importante resaltar en este punto la figura de fray Luis de León, catedrático de Teología en la Universidad salmantina, que mantuvo una estrecha amistad con Salinas. Esto se evidencia en el mutuo apoyo que se practicaron: Salinas apoyó a fray Luis en el proceso inquisitorial abierto contra él y el teólogo dio su voto favorable al recibimiento de Salinas como catedrático de la Universidad en todos los claustros en que se debatió acerca de su admisión. Esa mutua amistad justificaría la Oda a Salinas que fray Luis de León dedicó a este músico. En 1587 el maestro Salinas se retiró de la docencia en la Universidad por jubilación pero continuó ejerciendo como organista. Así se mantuvo hasta el 13 de enero de 1590, fecha en la que falleció en Salamanca.
La aportación de Salinas a la historia de la música renacentista española fue, en primer lugar, desde su labor como organista, como músico práctico, pero su aportación más trascendente fue el resultado de sus estudios teóricos. Esta labor teórica queda patente en su tratado De musica libri septem (1577), escrito cuando ejercía de catedrático en Salamanca. Este tratado constituye una de las principales fuentes teóricas y humanísticas del renacimiento español, ya que sintetiza el saber musical de su época y expone criterios en algunos casos novedosos sobre la teoría rítmica y armónica, siendo de vital importancia sus aportaciones sobre cuestiones relacionadas con el temperamento igual o el género enarmónico, si bien no se pueden olvidar sus explicaciones sobre el sonido, los intervalos, el tetracordio, las consonancias y disonancias y sus nuevas valoraciones, las distinciones de la modalidad griega y gregoriana o las aportaciones sobre el ritmo y el repertorio de fuentes del folclore español de la época que incluye a modo de ejemplificación. Se trata en definitiva de un libro exclusivamente sobre música teórica que parte de su formación práctica, de ahí que, entre sus argumentos, plantee claramente la distinción entre los músicos teóricos y los músicos prácticos. Estos últimos serían los que exponen la música de manera inmediata, con la ejecución musical desde sus instrumentos, mientras que los teóricos son los que justifican lo que se pone en práctica a través de sus principios fundamentales y para ello, Salinas exige que tengan conocimientos de la práctica musical, el canto y algún instrumento, conocimientos profundos del arte que practican. Él fue un importante exponente de esta idea.