logo Fundación Gustavo BuenoFGB Filosofía de la música en español


 

San Agustín de Hipona ca. 354-430

Agustín de Hipona (Tagaste), o Aurelius Augustinus Hipponensis, constituye, junto con San Jerónimo, San Gregorio y San Ambrosio, uno de los cuatro más importantes Padres de la Iglesia católica. Se educó en las ciudades norteafricanas de Tagaste, Madaura y Cartago. La Iglesia católica lo acogió mediante el bautismo en el año 387 y en el 391 fue ordenado presbítero de Hipona.

En sus escritos filosóficos, a modo de diálogos, trata sobre la certeza, felicidad, inmortalidad, grandeza del alma, existencia de Dios, libertad del Hombre y razón del mal, entre otras cosas. San Agustín vivió la decadencia del Imperio al final de la Antigüedad, a pesar de lo cual supo asumir y asimilar las enseñanzas de filósofos anteriores como Cicerón, Varrón, Séneca, Plotino, Porfirio o los neoplatónicos; de ellos extrajo su concepto de belleza, entendido como medida y proporción, la distinción entre lo que es belleza sensible e inteligible y la teoría clásica sobre la belleza del mundo.

Sobre la Música, considerada no sólo como disciplina académica, sino también como realidad práctica, San Agustín mostró el mayor interés. En su autobiografía Las Confesiones declara su gusto por la Música, que le lleva a ciertos reparos y prevenciones. Se interroga entonces sobre la licitud del placer musical y sobre los límites que debe poner a ese placer. En una primera aproximación al asunto, expuesta en los diálogos De Ordine y De Musica, distinguió dos tipos de música, a saber, por un lado la de uso o práctica, que consiste en el universo sonoro perteneciente al mundo ontológico material; y por otro, la teórica, esto es, la ciencia por medio de la cual se encuentran racionalmente los principios y normas últimas de la belleza y la armonía, si bien el interés de esta distinción no era tanto el de desentrañar la naturaleza de la música como el de mostrar cómo se accede al mundo espiritual a partir de la percepción de los sonidos. Así, el vínculo entre uno y otro mundo lo daría la ciencia musical. Por otra parte, Agustín se interesó por el estudio de los signos y del lenguaje desde el inicio de su labor literaria. En su época temprana, trató este asunto basado en presupuestos neoplatónicos y estoicos, desarrollándolo especialmente en tres textos: De Ordine, Principia Dialectica y De Magistro; además, incluyó en otras obras de este período alusiones sobre el tema. Esta preocupación la retomó nuevamente en otros textos, como en De Mendacio, De Doctrina Christiana, De Catechizandis rudibus, De Trinitate y Contra mendacium, entre otros, esta vez incluyendo presupuestos, conceptos y preocupaciones provenientes del estudio de los textos cristianos. En el caso del análisis de la música, cabe resaltar sobre todo las alusiones que hiciera en De Doctrina Christiana, pues en este libro Agustín conectó conceptualmente la teoría general del signo con la música práctica. Los signos en general, señala en dicho texto, comunican pensamientos a través de los sentidos del oído y de la vista, principalmente. Entre los signos de la vista se encontrarían los gestos del cuerpo, de las manos o de la cara, los empleados por las lenguas de señas, insignias militares, etc. Entre los signos que comunican por medio del oído se encontrarían las palabras y la música. Así pues, los frutos de este giro conceptual darían sus frutos en las descripciones sobre organología y música vocal presentes en Entarrationes in psalmos.

Tras haber ejercido la enseñanza de la Retórica en Cartado y en Roma, se trasladó a Milán, donde entró en contacto con San Ambrosio, obispo de Milán, que le guió de modo paulatino hacia el amor por las Sagradas Escrituras. Al dejar la cátedra de Retórica en dicha ciudad, en agosto del año 386, se retiró a una finca cercana, a un lugar llamado Casiciaco. Allí, aunque había dejado la docencia oficial, continuó reflexionando sobre las disciplinas que hasta ahora le habían ocupado. Pretendía realizar una especie de corpus que incluyera el estudio de las disciplinas llamadas liberales, esto es, Gramática, Retórica, Dialéctica, Aritmética, Música, Geometría y Filosofía. Este proyecto se cumplió sólo parcialmente. Escribió un libro sobre Gramática, y después de recibir el bautismo, y vuelto de Italia a África, los Seis libros sobre la Música (Madrid: Gredos, 2007), donde trató de definir a modo de diálogo qué es la música. Posteriormente se han ido reconociendo otros escritos. Las nuevas ocupaciones de San Agustín, una vez ordenado sacerdote por el obispo Valerio en Hipona, determinaron el abandono de este proyecto enciclopédico.