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Gioseffo Zarlino 1517-1590

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Gioseffo Zarlino (Chioggia), teórico musical y compositor del Renacimiento, es considerado como el teórico más importante desde Aristóxeno hasta Rameau, siendo destacada su contribución en el estudio del contrapunto y de la armonía.

Conocido como Zarlinus Clodiensis, entró en la orden menor de los franciscanos; llegó a diácono en 1539 y fue ordenado sacerdote en 1540. Cantor de la catedral de Chioggia en 1536 y organista de la misma entre 1539-1540, se traslada en 1541 a Venecia. Asimismo, cultivó estudios teológicos, humanistas y científicos, las lenguas griega y hebrea, amén de practicar la filosofía, las matemáticas, la astronomía y la química. Conservó siempre, no obstante, la juvenil inclinación por la música y se convirtió en alumno del flamenco A. Willaert, maestro de una escuela musical veneciana donde tuvo como condiscípulos de A. Gabrielli, N. Vicentino y C. de Rore. A este último le sucedería en 1565 como maestro de capilla en San Marcos, cargo que conservó hasta su fallecimiento.

Su reputación como músico era tal que recibió encargos de composiciones para conmemorar la victoria de Lepanto, así como la fundación de la iglesia de Salute, en recuerdo de la peste. En 1582 fue elegido canónigo de la catedral de Chioggia y en 1588 propuesto para dicho obispado, si bien no se llegaría a confirmar en su cargo. Tuvo como discípulos a G. Galilei, G. M. Artusi, G. Diruta, G. Croce y C. Merulo. Amante de las artes figurativas, tuvo relación con Tiziano y el Tintoretto. Galilei, adversario suyo en cuanto a las teorías que sustentaba, lo definió como «hombre ejemplar en sus costumbres, vida y doctrina». Su importancia y su fama se asientan sobre sus líneas maestras teóricas, fundamentales para la evolución no sólo de la teoría y de la técnica musicales, sino también de la propia estética musical, ya que favoreció el paso del neoplatonismo al racionalismo de los siglos XVII y XVIII y de J. Ph. Rameau, de quién se le puede condierar precursor.

Su primer tratado fue Institutioni harmoniche (Venecia, 1558), seguido de Dimostrationi harmoniche (Venecia, 1571) y Sopllimenti musicali (Venecia, 1588). Los tres tratados fueron después reunidos en la edición evenciana de 1588-1589 en cuatro volúmenes, el último de los cuales contenía escritos no musicales. Sobre las bases aritméticas de los pitagóricos, mediante experimentaciones sobre «la posición de la cuerda que da a la tercera», la especulacion de Zarlino demuestra la génesis de la concordancia perfecta de la serie de los primeros seis armónicos. Distingue, así, la serie acústica natural ascendente que da origen al acorde mayor, y la serie de descendente y artificial que origina el acorde menor. El nuevo sistema, basado en la unidad del acorde, sustituye la multiplicidad de los «modos» medievales; la armonía modal es sustituida por la tonal, abriendo las puertas al principio moderno de la tonalidad. De la importancia de tal descubrimiento sólo fue consciente en parte; no llegó a definir con exactitud algunas concepciones modales, explicadas sin embargo en sentido tonal. En lo que respecta al acorde como procedente de un fenómeno acústico natural, Zarlino aplica todavía el principio renacentista de la imitación de la naturaleza; pero luego busca el secreto de la tal «naturalidad» a través de elucubraciones curiosas, como la correspondencia entre la armonía musical y la armonía de los cuerpos esféricos (aunque el término «armonía», como señala G. Turchi, se entiende de modo muy distinto en ambas formulaciones); o entre los intervalos musicales y la evolución viológica prenatal; o entre el ritmo musical y las pulsaciones del corazón (según la tradición medieval de Isidoro de Sevilla). Son, además, muy interesantes las referencias o aclaraciones sobre los intervalos consonantes o disonantes, el contrapunto, fugas , cadencias, la clasificación y nomenclatura de las voces, las estructuras corales, los instrumentos musicales y el problema de la concordancia. Basándose en el principio de que el gusto musical deriva de un contraste entre las concatenaciones sonoras agradables y desagradables, Zarlino explicaba la imposibilidad de componer en quintas y octavas paralelas por necesidad de crear un contraste entre lo que aparece perfecto (quintas y octavas) y lo que es imperfecto, so pena de conseguir únicamente algo monótono. Todavía, en el campo estético, valoraba los principios renacentistas, asignando tipos concretos de «afectos» a las notas, a los intervalos, a la tonalidad, al mayor y al menor, y tratando de que el carácter afectivo del material verbal coincidiera exactamente con el medio musical. Como pensador de los tiempos modernos, señalaba la superioridad de la música moderna sobre la antigua. Argumentaba, no obstante, que no se debía abandonar la práctica de la música polifónica: esta es la diferencia fundamental con las opiniones de su alumno y adversario Vinzenzo Galilei.