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Wilhelm Furtwängler 1886-1954

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Wilhelm Furtwängler (Berlín), fue un reconocido director de orquesta y compositor alemán, autor de diversos ensayos sobre música y director titular de la Orquesta Filarmónica de Berlín y de Viena.

Su padre, Adolf Furtwängler era un importante arqueólogo y Adelheid Wendt, su madre, fue pintora y estuvo muy ligada a la música (su padre fue amigo de Johannes Brahms), por lo que recibió educación musical desde muy pequeño con Josef Rheinberger, Max von Schillings, Conrad Ansorge y Felix Mottl, desarrollando un temprano amor por la música de Beethoven, compositor al que permaneció estrechamente ligado durante toda su vida.

Trabajó durante la temporada 1905-1906 ensayando al coro y los cantantes en el teatro de Breslau. Y el 19 de febrero de 1906 dio su primer concierto en Múnich con la Kaim Orchester, actualmente la Orquesta Filarmónica de Múnich. Asimismo, en las temporadas posteriores trabajó como director de operetas en Zúrich, y como tercer director de la ópera de Estrasburgo, donde conoció a Bruno Walter. Desde abril de 1911 hasta marzo de 1915 fue sucesor de Hermann Abendroth como maestro de capilla de la Ópera Estatal de Lübeck, al mismo tiempo que daba conciertos de cámara y asistía, con su amiga Lilly Dieckmann, a los conciertos de Arthur Nikisch. Del mismo modo, de 1915 a 1920 fue sucesor de Arthur Bodanzky como maestro de capilla de Mannheim sin abandonar su creciente vida de director invitado. Y el 23 de enero de 1923, fecha de la muerte de Nikich, se convirtió en heredero de la Filarmónica de Berlín.

Debido al conflicto de la II Guerra Mundial, y con el partido nacionalsocialista en auge, tuvo que renunciar a todas sus funciones oficiales, le quitaron el pasaporte y se retiró a los Alpes bávaros. Erich Kleiber apoyó su acción al renunciar también a su puesto en la Ópera Estatal de Berlín y exiliándose. Esta situación perduró hasta el 28 de febrero de 1935 cuando, tras reunirse con Goebbels, se le permitió reanudar su actividad musical y viajar libremente. Así pues, mantuvo la misma actividad musical que antes del conflicto, si bien tuvo que exiliarse a Suiza definitivamente en 1945. Tras la derrota de la Alemania nazi, Furtwangler tuvo que pasar un proceso de «desnazificación» donde las autoridades debían averiguar el por qué de su permanencia en territorio alemán durante la guerra, así como su comportamiento respecto al antisemitismo. Finalmente, en su defensa acudieron entidades musicales reconocidas como el director de teatro Boleslav Barlog, el director de orquesta Sergiu Celibidache y músicos como Hugo Strelitzer.

Tras ser absuelto el 17 de diciembre de 1946, retomó rápidamente su actividad de giras y festivales y empezaron a intensificarse sus trabajos por distintos países (excepto en Estados Unidos, lugar donde recibía boicots por parte de músicos judíos), hasta que el 6 de octubre, tras finalizar unas grabaciones con la orquesta de Viena, dejo la batuta. Durante sus últimos años, Furtwängler padeció problemas de audición. Finalmente, estando en Gastein y debido a una neumonía bronquial, falleció el 30 de noviembre de 1954.

Además de su legado como director de orquesta y compositor (es autor de cinco obras sinfónicas: tres sinfonías, una obertura y un concierto para piano y orquesta; de tres obras para cámara: quinteto para piano, y dos sonatas para violín; y de un Te Deum para coro y orquesta), Furtwängler dejó escritos diversos ensayos a lo largo de la primera mitad del siglo XX acerca de variados temas, a saber, sobre cuestiones filosóficas en relación a la música, así como sobre su pensamiento respecto a los principales autores alemanes y sus obras. Algunos de estos textos fueron publicados por el autor en 1938, si bien no sería hasta 1982 cuando se publicarían todos los ensayos en alemán, y 2012, en español, bajo los rótulos Conversaciones sobre música (Acantilado, Barcelona 2011) y Sonido y palabra. Ensayos y discursos (1918-1954) (Acantilado, Barcelona 2012).